Hay días en los que nos sentimos llenas de energía, con seguridad, claridad y con un propósito muy fuerte que nos empodera. Y otros, en los que tal vez nos acompañan sentimientos de inseguridad, incertidumbre, preocupaciones o dudas sobre hacia dónde vamos.
En lo personal, me pasa mucho darme cuenta de estos dos matices en mis días. Y sé que es normal; es parte de la vida tener días con estas dualidades. Por eso, hoy quiero recordarte que, sea lo que sea que vivas en tu día y sin importar la manera en la que te sientas, confíes en tu capacidad de regresar a ti.
Porque sé que es muy fácil experimentar la vida cuando nos sentimos lo más motivadas y conectadas con nosotras, pero cuando no es así, también está bien saber que esa emoción es pasajera. Y no solo se trata de saber que la emoción se irá, sino de reconocer que tú tienes un centro, un estado natural al que siempre puedes volver. Y es ese estado en el que te sientes más tú: más enraizada a tu propósito de vida, más conectada con Dios o con el Universo, y en el que fluyes sabiéndote valiosa, merecedora y capaz.
Así que recuerda: no tienes que estar siempre en tu mejor momento para seguir avanzando. Tu centro y tu esencia siempre están ahí, y puedes elegir regresar a eso cuando más lo necesites.
Te mando un abrazo grande,
Mariana